Глава 1. Среда
El bostezo de Raúl saca una sonrisa a Valeria, que apoya la cabeza en su hombro y coge un puñado de palomitas del cubo. Aquella película no le está gustando demasiado, pero le está sirviendo para desconectar. Los exámenes finales de junio se acercan a gran velocidad. En cinco días comienza la tortura. ¡Y debe aprobar todas las asignaturas de primero de Bachillerato! La idea de ir al cine no ha sido mala, aunque se han equivocado con lo que han ido a ver. Un beso con sabor a sal y más bostezos. Ahora compartidos. Alba mira de reojo a la pareja y sonríe. Se alegra de que sigan juntos. Y pensar que por su culpa casi rompen. Nunca debería haberle hecho caso a Elísabet. Afortunadamente, todo se arregló entre ellos y desde aquel día de marzo en el que Raúl le pidió disculpas a su chica en la plaza Mayor, no ha habido más sobresaltos provocados por Eli. Es como si hubiera desaparecido de la Tierra. A lo largo de aquellos dos últimos meses Alba ha intentado por todos los medios que los Incomprendidos sean de nuevo un grupo unido. Un club de amigos inseparables que se ayudan entre ellos. De alguna manera se lo debía. Lo de ir esa noche al cine lo ha propuesto ella. —Chicos, ¿por qué no lo dejamos ya por hoy? —Hay mucho que estudiar. Y no lo llevo nada bien —responde Ester, resoplando, y tacha el resultado final que acaba de obtener en aquel problema. Alba se acerca hasta ella y la abraza por detrás. Ester se encoge al sentir las manos de su amiga. Últimamente, está muy cariñosa. —No te preocupes. Seguro que apruebas todo. —Ya veremos. —Que sí. No lo llevas tan mal. ¿Qué te preocupa? —Matemáticas... Las odio. Es como una pesadilla. —¡Pues para eso está Bruno! —exclama Alba, alegremente—. ¡Para echarte una mano! ¡Como siempre! El aludido levanta la cabeza al escuchar su nombre y mira hacia las dos chicas. Ambas están observándole. Son tan diferentes, pero al mismo tiempo, tan parecidas. Ester continúa preciosa, con su flequillo recto en forma de cortinilla. Como el primer día que la vio. Aquel día en el que se enamoró perdidamente de ella. Y Alba ya no tiene ese horrible pelo corto azul. Una media melena rubia se desliza por sus hombros y sus ojos claros lucen más vivos que nunca. —¿Qué tengo que hacer? —pregunta él algo desconcertado. —Ayudarla con las mates. Tú eres el genio de los números. Y ya lo has hecho más veces, ¿no? —Ah. Claro, claro. Lo que necesites. La sonrisa de Bruno coincide con la de Ester. Por poco tiempo. Cuando están en el grupo les cuesta mirarse a los ojos. Llevan varias semanas compartiendo un gran secreto. —Bueno, pero dejemos de hablar ya de estudios y de exámenes. ¡Estoy cansada! ¿Por qué no nos vamos todos al cine? —Me parece una idea genial —indica Valeria, cerrando una carpeta de anillas en la que guarda sus apuntes. Raúl, que está sentado a su lado, la imita. También a él le apetece desconectar de libros y hojas llenas de cifras y letras. —Por mí vale —señala, estirándose. —¡Genial! ¡Llamo a Meri por si quiere venirse con nosotros! —grita Alba, sacando el móvil del bolsillo de su pantalón. Responde al tercer bip. La pelirroja es la única que a veces falta a las nuevas reuniones del Club de los Incomprendidos. Las retomaron hace ya unas semanas. Alba fue la responsable de que eso sucediera, a fuerza de insistir una y otra vez en que un grupo así de amigos no podía distanciarse tanto como lo había hecho. Tres tardes por semana quedan en la cafetería Constanza. E incluso han reescrito aquellas normas que establecieron en su día. Ahora son mayores y ya no tienen esa necesidad de buscar a otros chicos que les comprendan. Pero son un grupo de jóvenes que se entienden, se conocen bien y han compartido infinidad de emociones y experiencias de todo tipo. Mejor juntos que cada uno por su lado. —¿No vienes entonces?... —pregunta, algo decepcionada, cuando María contesta al otro lado de la línea. Y escucha atentamente su explicación—. Ah. Muy bien. Vale... Comprendo. Bueno... Si cambias de opinión, ya sabes. A las ocho. En Callao... Muy bien... Vale, Meri. Un besito. Y cuelga el teléfono. El resto está contemplándola. Alba abre los brazos resignada y les cuenta que ha dicho que no puede quedar porque va a ir con su padre a no sé qué sitio. Valeria respira aliviada. Desde que su madre se casó con el padre de Meri su relación se ha ido estropeando poco a poco. Hay algo que ha dejado de funcionar entre ellas. ¡Ahora son hermanastras! Y eso ha traído consigo cierta tensión. Su amistad no es la misma que antes. —Pues nada, se acabó el estudio por hoy. ¡Vamos al cine! Durante la media hora que lleva allí sentada, en ningún momento Ester se ha sentido cómoda. Apenas se ha enterado de qué va la película. No tiene que ser demasiado buena porque escucha bostezos a izquierda y derecha. Bruno come palomitas ruidosamente a su lado. Con él comparte un secreto desde hace unas semanas. Nunca imaginó que las cosas se desarrollarían así y cambiarían tanto en tan poco tiempo. El móvil vibra dentro de su pantalón vaquero. Es un mensaje de WhatsApp. Hola. ¿Te apetece hablar conmigo esta noche por Skype? Sería la sexta vez en varios días. La conversación de ayer fue divertida. Cómo sospechar que aquel chico conseguiría hacerla reír. Se lo piensa unos segundos y responde. Hola. Estoy en el cine. Llegaré tarde a casa. Si me esperas despierto... Bruno mira disimuladamente a la chica sentada a su izquierda. Sonríe con el móvil en la mano. ¿Quién le habrá escrito? ¿Un chico? Siente curiosidad. ¿Y celos? No, no puede sentir celos. Tose y se centra de nuevo en la gran pantalla, aunque desde ese instante le cuesta seguir el hilo de la película. Su mente se lo impide. Te esperaré lo que haga falta. Me lo paso muy bien contigo. ¿Sabes? Me gustas. Un escalofrío recorre el cuerpo de Ester cuando lee aquellas palabras en su móvil. ¿Y a ella? ¿Le gusta él? No sabe qué responderle, por eso, simplemente, contesta con un emoticono sonriente y guarda el teléfono. —¡Hip! Se ha escuchado en toda la sala, como un trueno en medio del mar en calma. Aquel hipo ha arrancado algunas risas entre los espectadores y ha avergonzado a una persona en particular. Val se tapa la boca con las dos manos. ¡Le tenía que ocurrir a ella, justo en ese momento de silencio absoluto! Sus cuatro amigos se han girado y la observan. Colorada como un tomate, se deja caer en su asiento y cruza los brazos. —Eso es que te comes las palomitas demasiado rápido —le susurra Raúl, apretando su rodilla cariñosamente. —Jo. Soy tonta. —No te preocupes, le puede pasar a cualquiera. Valeria sabe que no. Que algo así sólo le puede suceder a gente como ella. Una patosa sin remedio, incapaz de controlar su propio hipo y de pasar desapercibida en medio de una sala de cine. —¿Estás bien? —le pregunta Alba en voz baja, inclinándose junto a ella. —Bueno... —Tranquila. A mí me entra hipo muchas veces cuando estoy nerviosa —reconoce su amiga, guiñándole un ojo—. Y lo que hago para quitármelo es beber pequeños sorbos mientras cuento hasta diez entre sorbito y sorbito. Nunca había probado ese método. Normalmente se le quita solo. Tiene que intentar aguantar y... «¡Hip!». Menos mal que esa vez no se le ha escuchado. Valeria niega con la cabeza y decide probar el consejo que le ha dado su amiga. Alcanza su Coca-Cola Light y comienza a dar pequeños tragos y a contar para sí. Cuando llega a diez, se detiene. Respira hondo y mira a Alba. Ésta le hace un gesto de conformidad con el pulgar. Bien, parece que el hipo se ha marchado. —¿Ves como funciona? —Sí. Muchas gra... ¡Hip! El hipo de Val irrumpe con gran magnitud en la oscuridad de la sala 7, mientras en pantalla los dos protagonistas de aquella aburrida película se besan por primera vez. Las risas ahora son más prolongadas. Incluso alguien suelta alguna gracia que provoca carcajadas en el resto de los espectadores. La chica no lo soporta más. Se levanta de su asiento, avergonzada, y, con las manos cubriéndose el rostro, huye de allí. Raúl amaga con salir tras ella, pero Alba le pide que no lo haga, que espere cinco minutos, que Valeria querrá estar sola ahora. El joven asiente y se acomoda en su sitio. Saca el móvil y le escribe a su novia. Algo así le puede pasar a cualquiera. Aunque tú no eres cualquiera, eres la mejor. Eres única. Te quiamo. Desde noviembre juntos. Con sus idas y venidas. Con problemas, con risas y sonrisas, con mentiras, con terceros..., con todo lo que supone una relación de dos personas jóvenes que siguen madurando día tras día, en lo personal, en pareja. Con todo eso y muchísimo más, la quiere. Y sabe que ella también le quiere. Aunque el otro haya vuelto. Aunque el otro también la quiera. Aunque no pueda evitar preguntarse, cada vez que se va a la cama, si realmente Val, su Val, estará pensando en él. Alba está convencida de que Raúl está dándole vueltas a la cabeza por aquel tema que tanto le preocupa. No le gusta ver a su amigo así, pero ella no puede hacer nada. Debe ser fuerte, apretar los dientes y confiar en su novia. Suspira y mira a Bruno, que come palomitas. Le sonríe y es correspondida. Bruno... El bueno de Bruno. Su corazón se acelera y palpita a toda velocidad. Su querido Bruno... E, imitando a la protagonista de la película y dejándose llevar por todo lo que siente, se lanza sobre él y le planta un enorme beso en los labios. Uno más de todos los que se han dado en esos últimos dos meses. Y de los que si fuera por ella le estaría dando toda la vida. |
Зевок Рауля вызывает у Валерии улыбку. Девушка кладет голову ему на плечо и достает из стаканчика горсть попкорна. Этот фильм ей не очень нравится, но он неплохо подходит для того, чтобы отвлечься. Окончательные июньские экзамены приближаются с космической скоростью. Через пять дней начинается пытка. Нужно сдавать экзамены по всем предметам за первый год бачилерато! Сама идея пойти в кино была неплохой, но они ошиблись с тем, что посмотреть. [прим: бачилерато – напоминает старшие классы российской средней школы, на втором курсе можно получить профессиональное образование, но не обязательно, на третьем выбирается определенная специализация для поступления в институт] - Ребят, почему бы нам не оставить все на сегодня? Уже полчаса провела она, сидя здесь, и никогда Эстер не чувствовала себя так свободно. Она почти не понимает, о чем фильм, но должно быть, он не слишком интересный, потому что слева и справа от себя она слышит зевки. Рядом с ней Бруно громко хрустит попкорном. Уже несколько недель она делит с ним секрет. Она никогда не представляла, чтобы события так стремительно развивались, и всё менялось за столь короткий срок.
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© Перевод — Вера Голубкова