Социальная психология и социальные процессы. Вопросы на понимание.
Me llamo Tomás Morales y soy vuestro profesor de psicología social. Antes que nada, quisiera deciros que esta asignatura no tendrá examen.
— ¿Pero va a haber un trabajo final?
— No, tampoco. Solo os pido que veáis esta clase como una obra de teatro. Yo seré el actor principal y vosotros seréis los espectadores.
Bien, y os quiero proponer el primer juego de esta obra. Quiero medir vuestra solidaridad. Habéis visto que en la puerta de la facultad hay una unidad móvil para donar sangre. Quiero que alguno de vosotros vaya a hacerse una transfusión.
Así me gusta. Bien, en realidad no quería medir vuestra solidaridad, sino vuestra obediencia. Un profesor ordena y el alumno obedece. ¿Por qué?
— ¿Puedo? A ver, usted ha dicho que no va a haber examen, ¿no? Pues, a lo mejor es que esta gente pasa de la clase.
— Sí, tienes razón, pero solo en parte. Puede que los alumnos no estén interesados en esta asignatura, o puede que quieran ayudar. Pero lo cierto es que han obedecido mi orden.
Y hablando de órdenes, quiero presentaros a un polémico investigador. ¿Puedes apagar la luz? Stanley Milgram.
El bueno de Milgram se comprobó cuánto daño es capaz de infligir una persona a otra simplemente por el hecho de que alguien le ordene que lo haga. En el experimento, los participantes aplicaron descargas a las víctimas que las hubieran matado de no ser porque estas eran actores que interpretaban el dolor causado por unos electrodos que no estaban conectados.
Aquí tenéis una imagen: el experimentador persuade al participante para aplicar descargas al sujeto si este no responde correctamente a ciertas preguntas. Llegaron a aplicar más de 400 voltios. Afortunadamente, como ya os he dicho, el voltaje no era real.
— Gente más bestia.
— Gente como tú y como yo.
El experimento de la cárcel de Stanford fue algo muy parecido, ¿verdad?
— Sí, cuéntalo, por favor.
— Bueno, pues se simuló una prisión, y unos interpretaban el papel de policía, con sus porras y su uniforme, y otros a los prisioneros. La autoridad abusó de su poder, mientras que los prisioneros interiorizaron su situación de inferioridad. Al final, el experimento se anuló porque se les fue de las manos.
— Sí, señor. Muy buena explicación.
Quiero poner un otro ejemplo de lo decepcionante de la conducta humana. Veréis, un psicólogo colocó a un participante ingenuo entre un grupo de cómplices. Los falsos participantes decían que esta línea era semejante a esta otra. Hasta el más miope de vosotros ve cuál es la respuesta correcta. En cambio, el participante ingenuo se dejó llevar por la opinión de los demás y respondió erróneamente.
— Moraleja: el mundo está lleno de imbéciles.
— Pues sí, algo así. Pero bueno, retomemos el hilo. Cuando las personas se juntan, pasan cosas. Eso es la psicología social.
— Dime.
— Lo siento, pero es que me he perdido.
— Vamos a ver, nuestra clase es un grupo. Esto también es un experimento social.
— Sí, eso es. ¿Conocéis el efecto Hawthorne?
— Sí. En una fábrica cambiaban las condiciones de trabajo y el rendimiento de los trabajadores siempre mejoraba, incluso cuando las condiciones empeoraban. Y es que los trabajadores solo mejoraban por el mero hecho de ser observados.
— Sí, señor.
— ¿Y vosotros creéis que estáis bajo el efecto Hawthorne?
— No todos se esfuerzan más porque les vigilan.
— De acuerdo. Así es. Sin embargo, a vosotros os afecta otro caso conocido como efecto Pigmalión.
— ¿Y eso qué es?
— Muy sencillo: si tú me haces creer a mí que eres un alumno genial, acabarás siéndolo. Ajusta tu rol al de buen estudiante y los profesores te evaluarán bien. Ajusta tu rol al de mal alumno y te cogerán manía. Somos lo que la gente espera que seamos.
— Pero hay buenos y malos estudiantes. Eso no es solo como nos imaginamos unos a otros, hay una realidad por más que queramos distorsionar las cosas.
— Ah, sí. Hay más realidad.
— ¿Y cuál es esa realidad?
— La realidad es múltiple. Por ejemplo, mi psicóloga me diagnosticó que tenía un trastorno de ansiedad porque me detectó onicofagia, es decir, que me comía las uñas. Y delito fue cortármelas.
— Pero eso es un error de diagnóstico. Los psicólogos y médicos no inventan nada, solo se equivocan.
— ¡Falso, falso! Todos inventamos. Numerosas personas han recordado haber tenido abusos sexuales en su infancia. Después, se ha demostrado que los psicoterapeutas inducían falsos recuerdos. También se ha demostrado que testigos de crímenes a veces inventan las historias. Queridos alumnos, la realidad se construye. O me podéis romper todos los apuntes que hayáis tomado, si os quedáis con esta idea:
La realidad es una construcción social.
— Sí, dime.
— Lo siento, pero es que me he perdido. ¿Usted dice que la realidad es una invención, no? Pues por más que me crea Brad Pitt, yo no soy Brad Pitt.
— Bueno, vamos a ver. ¿Qué puede hacer Brad Pitt que tú y yo no podamos hacer?
— Muchas cosas. Por ejemplo, él puede besar a una chica ahora mismo, cosa que usted y yo no podemos.
— Yo sí puedo. Vamos a ver, ¿qué chica se atreve a darme un beso en los labios?
— Yo.
— Bueno, repito. A ver, repito: la realidad es una construcción social.
— Pero usted no puede hablar en serio, ¡ella podría ser su cómplice!
— La realidad no es una construcción social. Hay paredes, hay objetos en el mundo. La realidad es algo muy real.
— A ver, yo no afirmo que esto sea una fantasía, solo digo que no hay verdades absolutas, que el conocimiento depende de la idea de verdad que uno tenga.
— Bueno, pero vamos a ver, cuando usted antes dijo que su psicóloga inventó un problema que en realidad no tenía, era un asunto sin importancia. Eso no puede pasar con una enfermedad seria.
— Es maravilloso, lo de equivocas. Veréis, un investigador, Rosenhan, intentó introducir falsos enfermos mentales en un psiquiátrico. Todos fueron aceptados.
— Bueno, pero porque estaban mintiendo. Sí, mientras es posible que te tomen por un loco de verdad, pero hay métodos para saber si una enfermedad mental es verdadera o no.
— ¡A Rosenhan le reprocharon lo mismo! ¿Sabes qué pasó? Anunció que enviaría falsos enfermos mentales a otro centro. El psiquiátrico aceptó el reto y rechazaron a más de 100 personas por ser falsos enfermos mentales. La cuestión es que Rosenhan no envió a ningún cómplice.
— Bueno, puede que la ciencia no sea perfecta, pero un enfermo nunca dejará de ser un enfermo.
— La homosexualidad estaba en el DSM-2, el manual más conocido de trastornos psiquiátricos. La ciencia actual no lo considera ni una enfermedad ni una desviación.
— Entonces, ¿todo es falso? ¿O sea que un yonqui no es un yonqui? ¿Es imaginación mía?
— Vamos a ver, un yonqui es una realidad construida socialmente. Mira, en un experimento se hicieron dos grupos de ratas a las que se les dio morfina. Uno de ellos vivió en un lugar espacioso con numerosas ventajas, el otro vivió en una jaula en pésimas condiciones. Bueno, pues al que vivió en el parque de ratas apenas le afectó la droga, en cambio, el otro acabó destrozado. Las condiciones sociales lo determinan todo. Es muy difícil pensar que no hay locos, que no hay criminales, que no hay enfermos mentales. Porque cada cultura, cada época, crea sus mitos sociales. Lo diré de otra manera: la realidad es un delirio colectivo.
— ¿Y ahora nos va a decir que la magia existe?
— No, claro que existe. La literatura, por ejemplo. La literatura hace que ocurran cosas. En Alemania, la publicación de una novela romántica, provocó una oleada de suicidios.
— No es magia, es historia colectiva.
— ¿Qué tengo que hacer para convenceros?
— Si hago magia, ¿podríais asustaros?
— Venga, no se quede con nosotros.
— Anda, puedo provocar un ataque epiléptico con una palmada.
— Ni de coña, vamos.
— ¿Qué conlleva eso?
— La lengua... pero no tiene ninguna gracia. Espero que no sea uno de sus juegos.
— Seguro, hay un estudio sobre falsos epilépticos. La gente no ayudaba al supuesto epiléptico porque no había nadie que se lo ordenara. ¿Esto qué ha sido, para saber cuánto tardamos en reaccionar?
— No, ya os he dicho que la realidad es un delirio colectivo.
— Llama a la policía ya, una ambulancia, te has pasado. ¡Quítate la máscara, que hay una cámara oculta aquí en clase!
— Quiero demostraros que la realidad es una construcción social.
— ¿Por qué?
— Porque he matado a mis dos hijos esta mañana. Los ahogué en la bañera. Cuando las autoridades se enteren, el resto de la sociedad entera me llamará monstruo, sin preguntar por las razones del crimen. Los locos y los criminales no tienen la oportunidad de defenderse.
— Pero tú te estás quedando con nosotros, ¿verdad?
— Os enseño algunas reglas sociales para que no me juzguen a la primera. Cuando aparezca mi cara en la página de sucesos quiero que piensen si yo vivía en el paraíso de las ratas, o en el otro grupo, y seguido al psiquiátrico, no a la cárcel. Quiero que piensen en el experimento sobre pésimos diagnósticos a personas sanas. Cuando testifiquen los testigos, quiero que piensen si vieron algo o si inventaron los recuerdos.
— ¿Será su propia opinión o seguían a la mayoría?
— Estás mal de la cabeza, ¿no?
— Bueno, vamos a ver. Perdonadme, esto ha sido una broma de mal gusto. Lo siento, ha sido un experimento social.
— Usted está enfermo...
— Bueno, os lo dije al principio, que yo era el actor, y mi papel ha terminado. A vosotros, que sois los espectadores, os corresponde sacar conclusiones.
— ¡Ha sido un malentendido! ¡Salgamos fuera se lo explico todo!
— Ya se me olvidaba, el próximo día estudiaremos el rumor, el chisme, las medias verdades y las leyendas urbanas. Y ya me diréis la próxima semana si la realidad es una construcción social o no.
— Estudiar.
— Pero, ¿qué ha ocurrido?
— El profesor nos ha dicho que ha matado a sus hijos en una bañera.
— ¡Vaya disparate! Si Tomás ni siquiera tiene hijos.
— Qué fuerte, dicen que un profesor se lió con una alumna delante de los compañeros, y que hipnotizó a dos de los alumnos.
— Sí, y además están investigando la muerte de sus hijos.
— ¿Qué pretendía demostrar el profesor?
— Hombre, nadie lo sabe, pero vamos, vamos, ¿qué le importa la opinión de un loco?
Preguntas. Вопросы на понимание
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¿Qué asignatura enseña?
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¿Qué tarea final menciona el profesor para la clase?
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Cuál fue el propósito del primer "juego" propuesto por el profesor?
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¿Qué experimento social mencionó el profesor sobre la obediencia?
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¿Qué quiso demostrar el profesor con el experimento sobre las ratas?
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¿Cómo reaccionaron los alumnos cuando el profesor dijo que había matado a sus hijos?
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¿Qué hicieron los alumnos después de escuchar la confesión del profesor?
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¿Qué es el efecto Hawthorne según el profesor?
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¿Qué es el efecto Pigmalión y cómo afecta a los estudiantes?
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¿Qué hizo la policía cuando llegó al aula?
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