Nivel B1. Nos vamos a China

Nos vamos a China, y no sé por qué, pero siento que este viaje nada va a ser como esperamos.

Mi gente, estamos en el aeropuerto de Bangkok. Ya nos vamos a ir a China, nuestro vuelo está a punto de salir. Eso sí, solo vamos a poder ir 15 días porque, sin visado, los españoles desde diciembre 2023 podemos entrar al país. Sé que es un poco corto porque China es un país inmenso: es el cuarto país más grande del mundo. Incluso les voy a dar un dato desde ya para que se queden flipando en colores: un 18 % de la población mundial es china. Eso quiere decir que prácticamente una de cada cinco personas en el mundo son chinos. O sea, una locura. Así que en estos 15 días vamos a intentar exprimir el tiempo a tope. Gracias, gobierno chino, por dar esta oportunidad. ¡Te queremos, vamonos!

Ya estamos en China. Buenos días. Nuestro primer destino es Shanghái y, la verdad, que el vuelo fue superb. Yo no me encuentro cansada, dormí bastante.

—Estoy cansado, no he dormido nada, pero nada.

Vamos a aprovechar el día igual. Vamos a ir directo ya a visitar la ciudad, ya que tenemos solo 15 días, como les dijimos. Y ahora vamos a ir a un tren muy especial para ir al centro de la ciudad. Pero antes les vamos a dar unos datitos para el que venga de viaje a China y le interese esto, le va a ayudar.

Bueno, primero, el control de inmigración: superb. O sea, no nos preguntaron absolutamente nada. Después compramos una tarjeta de internet que nos costó 2 €. Bueno, una persona, porque siempre compartimos internet, que nos sale mucho más rentable. Se ahorran comprar dos tarjetas al final. Y para 15 días tenemos 50 GB, o sea que es genial. Y después sacamos también dinero en el Bank of China. Es un ATM, un banco de aquí, de China —de China, de China, de China, de China, ¡que yo soy de Argentina, loco!—. No, porque también en Francia… La verdad que sacamos dinero y no nos cobró nada de interés.

Y ahora sí que sí, nos vamos para el centro de Shanghái. Y miren lo que tenemos por aquí. Ustedes creerán que es un tren normal, pero se trata del tren más rápido del mundo: puede llegar a 431 km/h. Y lo mejor de todo es que es de levitación magnética, o sea, el tren no toca el rail, sino que queda a 1 cm, y tiene unos imanes enormes que hacen que se adhiera el tren al suelo y no salga volando, por supuesto. Así que vamos a ver cómo es esta increíble experiencia a más de 400 km/h.

La distancia desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad son 30 km. Adivinen en cuánto tiempo lo hace. Les voy a dar 3 segundos a que piensen… ¡7 minutos! En 7 minutos recorre los 30 km. Y vamos a comprobar en vivo y en directo si realmente coge la velocidad que dicen, porque, por aquí, como ven, allí hay un letrero donde tiene un cuentakilómetros y vamos a ver en tiempo real si realmente coge esos 400 km/h o es mentira.

La verdad que el tren se ve súper cómodo, espacioso. Es enorme el tren. Hay muy poquita gente, porque este tren nos costó 6 €, que es muy poco. Sinceramente, es muy barato. Después, por ejemplo, está el metro, que el metro sale 1 € —creo que ni llega ni al euro, algo así—, y por eso también mucha gente opta por la opción del metro. Pero, claro, con el metro tardas más de una hora en llegar que con el maglev. O sea, en 7 minutos ya estás en el centro de la ciudad.

¡Alcanzó los 300 km/h! Y se mueve, se mueve bastante. A ver, no estás ahí en un camión, pero sí se siente como que en cualquier momento se sale.

—¡Que no! Mira, aquí se quedó en 300 todavía. 300, 301. Por ahora no sube de eso. Yo creo que lo tienen ahí capado, ¿eh?

Ahora, yo sí he visto que realmente coge los 431 km/h. No sé si en este viaje los cogerá o no. Por cierto, el tren no está en toda la ciudad, solo cubre el trayecto del aeropuerto al centro de Shanghái. Y vale la pena vivir esta experiencia, aunque sea un poco más caro que el metro.

Da miedo, porque a 300 por hora que el tren se descarrile no es nada bueno, ¿no? Y encima no hay ni rail, o sea que imagínate...

—¡Va! Exacto. Es que va, como les dije, por levitación magnética. Vamos ahora mismo flotando por la ciudad. Y por 6 €, creo que vale un montón la pena vivir esta experiencia. O sea, estamos en el año 3500, por ahora. Yo creo que en el 14432, más o menos. Es una locura.

—¡Sí, sí! Es que hasta cuando miras por las ventanas… ahí en la ventana te da un poco de yuyu.

—Ah, mira, más rápido, ¿eh?

—¡Hasta la pista no te molesta un poco! La pista… ¡Va como un Fórmula 1 esto, colega!

—Sí, te quedas mirando. Exacto. Si te quedas mirando mucho tiempo, llega un punto que te molesta el movimiento tan rápido.

Creo que esta es la mejor manera de empezar un viaje por China.

Hemos llegado al centro de Shanghái, y quería enseñarles para que vean: el tren no tiene railes. Simplemente, aquí tienen los imanes y ahí es donde va el tren pegado. No llegó a alcanzar los 431 que promete, pero ya ir a 300 km/h ha sido una locura.

—¿Quién es? ¿Gigoló a domicilio? ¡Ol, entra! Entra, por favor. Pero ya, ya…

Aquí estamos en nuestra habitación de Shanghái. Como ven, está superbién. Tenemos ahí la camita. La verdad que no me esperaba eso, sinceramente. Está bastante bien. He escuchado que en plan China las habitaciones son en plan jaula, ¿no?, como de 1 metro por 1 metro. Pero no. Veo que no es enorme, pero está bien. Suficiente para dos personas. Como ven, está genial. Tenemos incluso lavadora, tenemos… bueno, fregadero, lavabo —ya el lavabo no está dentro del baño—, pero tenemos microondas, tenemos nevera, ahí está la plancha, secador del pelo… Como ven, es superchiquitito, pero está muy, muy bien. Muy limpio todo. Y lo mejor de todo: 23 € la noche nada más. Tenemos aire acondicionado. Las vistas no son ninguna locura, pero ahí al fondo tenemos todo el centro de la ciudad.

¡Ay, lo mejor es la cama!

—¡Venga, después de estas 25 horas que llevamos sin dormir… o te levantas o no hay vídeo hoy!

—A ver, estaba bien, pero ahora que llegamos a la habitación estoy como así, como cansadita.

¿Estamos en Shanghái o estamos en Madrid? Yo no entiendo nada…

—No, bueno, estamos en Shanghái, pero es verdad que se parece como a una ciudad europea, como Francia o Madrid. Porque… no sé, los árboles, los edificios, la calle… Miren por ahí. O sea, los edificios son el típico block, que la verdad es un poco más alto de lo que sueles encontrar en Europa, pero es el típico edificio europeo. Los árboles son igual que los de Europa. Las calles…

Eso sí: los coches, hay varios europeos, pero hay muchas marcas chinas. Nosotros nos estamos alojando a unos 5 km de lo que es el centro de la ciudad. No sé cómo será el centro, si será muy tradicional o no, pero por lo menos esta zona es como muy rollo europeo, la verdad.

Eso sí: las motos son todas eléctricas. No se escucha. O sea, cuando cruzas la calle tienes que tener un cuidado, porque de repente te vienen… ¡Mira, mira, pasa, pasa! ¡Mira, mira otra! Parece un patinete eléctrico. Es como los patinetes estos que hay ahí en España, pero en moto. La verdad que es increíble.

Y ahora vamos a ir al metro. Que ahora sí que sí vamos a ver lo que ustedes están esperando… y lo que nosotros estamos esperando: ¡el centro de Shanghái!

Primera parada de Shanghái: nos hemos venido a The Bund, que es el icono de la ciudad. Es un paseo marítimo al lado del río.

—Parece que escupe… y no sé si está enfadado o está escupiendo…

Por aquí tenemos la zona antigua de Shanghái, lo que tienen detrás de nosotros, que es donde nos estamos alojando, donde les dijimos que se parecía bastante a Europa. Pero ya una vez pasas el río, se acabó eso. ¡Qué pasada de vista! Qué bonito es…

—La vista, yo creo, más famosa que tiene Shanghái, ¿no?

—Sí, bueno, exacto. Es el icono. Cuando tú buscas Shanghái en internet, te aparece esa vista, el skyline.

Y aquí, en la zona financiera de Shanghái —que se llama… increíble—, aquí es donde están los yens de verdad. El verdadero billete está aquí. Aquí están todas las grandes empresas de la ciudad. Aquí está la Torre de la Perla Oriental, que es el edificio más emblemático de toda la ciudad, este que ven por aquí. Es la torre de televisión de Shanghái. Por aquí tienen el tercer edificio más alto del mundo. Como ya saben, el Burj Khalifa en Dubái es el más alto; el segundo es el Merdeka 118, que está en Kuala Lumpur —que ya se lo enseñamos en vídeos anteriores, si no, vayan a ver los vídeos de Kuala Lumpur—. Y este que ven aquí, que tiene como un agujerito arriba, lo llaman "el sacacorcho". Y de noche también, creo que tiene que ser espectacular, porque tenemos que venir de noche. He visto fotos, que la Torre de la Perla Oriental como que se ilumina, se pone toda rosadita… O sea, se viste, vamos, de gala.

Por cierto: 29 de agosto de 2024. 36 grados que hay en la ciudad de Shanghái. En pleno verano. Más de 26 horas sin dormir. ¿Quieren algo más de mí? ¡Y sin bañarme, eh! Pero no se lo digan a nadie. Lo bueno de esto es que el olor a ustedes no les llega.

—Yo tengo hambre ya.

—¡Tú, que me estoy muriendo de hambre!

—Pero mal. Llevamos sin comer, bueno… todo el día, desde anoche, desde el avión, que nos comimos el bocata aquel. No hemos vuelto a comer nada.

—Yo tengo hambre, estoy cansada, estoy sucia, tengo sed… O sea, que estoy insoportable. ¿Vamos ahora?

Me entienden lo que estoy viviendo en el día de hoy.

Por cierto, ya que tenemos hambre, podemos aprovechar e ir al sitio ese que me dijiste de los dumplings.

¡Qué rico! A comernos unos dumplings, que si hay un lugar en el mundo donde son famosos los dumplings —no sé si son de aquí o no, la verdad, lo tengo que averiguar—, pero un lugar donde son muy famosos los dumplings es aquí, en China.

Y, por cierto, les quiero dar ahora un dato antes de ir a comer, para que se queden ya flipando por completo: Shanghái tiene más de 28 millones de habitantes. Solo la ciudad de Shanghái. Imagínense que España tiene unos 47 millones. O sea, el 60 % de la población de España está en esta ciudad. Es una locura la cantidad de personas que hay.

Bueno, de hecho, Shanghái es la ciudad más poblada de China. Es increíble. Y lo mejor de todo es que tú miras las calles —miren, les estoy enseñando un cruce para que vean realmente un poco todo— tú no notas un ambiente donde digas: "¡Mi madre, no se puede caminar! Esto está lleno de gente." Para nada. Está supertranquila.

Me pregunto: ¿dónde están los chinos? Es raro. Yo sé que son ahora las 2 de la tarde. Sé que son las 2, que hace calor. Sé que los chinos trabajan unas 36 horas diarias. Realmente ahora están currando. Ya me cambiaré de opinión por la tarde. Pero hasta el momento, a mí me parece que… yo no sé dónde están esos más de 28 millones de chinos.

Pero yo creo que sí que está haciendo mucho calor. Y, de hecho, a ellos no les gusta el calor. Creo. No, está haciendo. Está haciendo mucho calor.

Bueno, después de este dato interesting, ¡vámonos a comer!

Ay, sí, y por fin llegó la hora de probar comida tradicional en tierras chinas. No, ¡ya era la hora de comer!

Aquí lo primero: ¿qué es lo que me pedí yo? Que tú eres la que pides y yo el que pruebo.

—Bueno, tú te pediste...

—Bueno, yo te pedí... Es como si fuera una pasta boloñesa, pero en sopa y picante, con carnita, ¿no? ¿Qué tiene por aquí? Así se ve, tiene muy buena pinta. Vamos a probarla.

—¿Te dije poco picante?

—Y me dijo: "Yes", pero esto está naranja. Miren el color que tiene esa sopa, y cuando está naranja, eso es veneno... y caliente.

—¿Sí? ¿Cómo está?

—Muy rico, Tedino, muy rico. Y yo me he pedido un poquito de carne. A ver, es como carne de ternera, creo.

—¿Está rico?

—Sí, la carne es un espectáculo, súper tiernita, tiene un montón de sabor. ¡Qué rico! Muchas especias.

Yo me he pedido unos noodles que podría pedir así, secos o en sopa. Yo los pedí así, secos, y con... es como un filete de cerdo. La mujer me trajo como un caldito, una sopita, y después, claro, el plato estrella: los famosísimos dumplings de China. Por cierto, ya lo buscamos y sí, son originarios de aquí, de China. Así que creo que hay que probar el plato, ¿no?

Y ya verán la sorpresita que hay en esos dumplings.

—¡Ah, verdad! Que me lo habías dicho.

—Vamos a ver si pasa... cuidado, al loro todo el mundo. ¿Se vio la sorpresa?

—No lo sé si se vio, pero... En China... muy caliente todavía.

El problema es que dentro trae un caldito, como si fuera una sopa. Y es con ternera por dentro, pero también está como relleno de ese caldo, y el caldo está buenísimo, pero está hirviendo. Hay como una broma en internet de comer este tipo de dumplings, que la gente viene, los muerde y el líquido les explota, y se pringan toda la ropa. Así que tengan mucho cuidado cuando los prueben.

El sabor: increíble. ¡Qué rico! Muy, muy bueno. Lo mejor de todo: que los dos platos, con los dumplings, más los dos refrescos, solo nos costó 9. Así que ya saben que si quieren viajar a China, no tengan miedo por el dinero, porque es un país bastante barato para lo que ustedes pueden pensar.

Yo diría que está muy, muy poco por encima de lo que puede ser Tailandia, Filipinas, Indonesia... Es un país en el que se puede viajar sin mucho dinero, sin ningún problema.

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Y aquí es donde están todos los chinos saliendo del trabajo ahora, o de estudiar, de donde vengan. Pero es que el metro está a reventar.

Ahora mismo nos encontramos en el barrio de Chinchandi, y en el siglo XIX, después de ganar la Segunda Guerra del Opio, los franceses ocuparon esta parte de Shanghái. Hay como una fusión, una mezcla entre la arquitectura china y francesa. Y la verdad, que nada más salir del metro y caminar por esas calles, era como ¡wow! Un recuerdo de pequeña, como cuando estaba en Francia, porque yo me fui a los 14 años de Francia. Y de verdad, es como "¡guau, qué bonito!", las casas, los techos, los árboles...

Por ejemplo, esos típicos árboles estaban en mi pueblo, en mi ciudad. Me acuerdo que, por ejemplo, en la época del otoño, se caía la hoja al suelo, se ponía marrón la hoja, y había montañas en la acera. Me acuerdo que yo, saliendo del cole, pues le daba un montón de patadas así a las hojas. Me encantaba.

Y la verdad que sí, que caminar por el barrio, no sé, me recuerda mucho a Francia. Está súper bonito el barrio este. Además, notas la diferencia con la parte moderna que vimos antes de la ciudad: súper moderna, rascacielos... Y era cruzar el río y te encuentras zonas como estas, barrios que realmente, o sea, puede ser China, pero no dirías que es un lugar moderno.

Para nada, no, no, no. Puedo decirte en plan como la ciudad de Europa. Sinceramente, es muy, muy parecido. Y después hay un montón de callejones que van para dentro, y por lo visto son muy tradicionales. Así que queremos ver qué pinta tienen. Vamos a echarle un vistazo.

—A ver... ¡Uy! Cuidado con las motos. ¡Las motos eléctricas no las escuchas! Las ves cuando te atropellan, nada más.

—¡Uy, que me atropellan!

—¡Mira qué guay, qué guapo! Y por la noche, creo que es illuminator, segurit... Como ven, en todos lados. Ya en el siguiente vídeo se lo vamos a enseñar, pero el metro es una pasada el tema de la seguridad, pero eso ya lo vamos a dejar para el siguiente vídeo.

Mira, Justin, mira esta calle, qué guapa está. Sí, mira la tiendita, qué bonita. O sea, nada que ver con el resto de Shanghai. O sea, esto es un mundo aparte. La verdad que no me esperaba eso así.

Ah, súper antiguo todo, de ladrillo. O sea, esto es más europeo que asiático. Y bueno, de hecho, la casa antigua de este barrio se llama shikumen y como que la han reinvertido y han hecho, pues, librería, cafetería, restaurantes, centros comerciales… pero guardando como la esencia de, o sea, de la arquitectura de fuera. Y ha montado como su tiendita, ¿no?

Por lo sí, porque me estoy dando cuenta… si te fijas, fíjense por aquí por ejemplo, esta casa es una casa totalmente tradicional. Pero todas, en las plantas bajas, tienen todo tienditas. Como esta de aquí, por ejemplo. Aquí tienen una casa típica, tienen hasta la fregona colgando arriba. Y abajo han hecho, en la planta de abajo, una tienda de ropa. Está muy muy guapo.

Enfócate aquí, ese edificio. No, si te digo: “estamos en Holanda”, tú te lo crees. No, totalmente. O sea, si yo ahora giro a la derecha y me encuentro un canal de Holanda, de Ámsterdam, te digo perfectamente: te encuentras con un coffee shop y el barrio rojo, el Magic Flower, pues tú lo crees, ¿verdad?

Miren, aquí queda mucho más claro: las casas tradicionales que han reconvertido en tienda. Como ven, toda la fachada súper antigua, muy muy tradicional, y toda la planta baja está llena de tiendecitas de todo. O sea, esto, ¿qué es? Como de souvenir. Hay muchas tiendas de arte, artesanía… qué buena está. Miren.

Y un ejemplo más de que China es súper barato: hemos encontrado este lugar, 15 yuanes por este plato. O sea, 15 yuanes no llega ni a 2 €. Súper barato. La verdad que estoy sorprendida, no me esperaba eso de China, encontrarme precios tan baratos, tanto para comer, para alojarse, para moverse en transporte…

Porque, por ejemplo, hoy la… perdón que te corté. ¡Ay, qué bonito! Miren qué bonito está esta calle. O sea, es increíble. ¿Verdad que si tú ves la zona moderna de Shanghai y no has venido aquí, yo te muestro esta imagen y tú dices: “Eso no es Shanghai ni de broma”? ¿No? ¡Qué guay!

O sea, es un rollo… sí, ahora me está pareciendo incluso un rollo Vietnam. Sí, es verdad. ¿Sabes lo que te quiero decir? Como Hoi An. Es una locura esta ciudad. O sea, como que Shanghai tiene un montón de mezcla así de culturas. ¡Qué bonito!

Perdona, perdona. Continúa usted, hablando de los precios.

Bueno, pues eso, como que comimos por 9 los dos hoy, con bebida incluida. Nos estamos alojando en un piso por 23. O sea, que está súper bien, porque el piso está genial. Y una ciudad como Shanghai, que se supone que es de las más caras de…

Yo les digo que fuera de Shanghai ya es más barato todavía. Y también el tren bala, que nos costó 6. El tren bala. Y también nos venía incluido un pase de metro para todo el día, uno cada uno. O sea, ¡yo estoy flipando!

Sí, nos hemos movido en metro… ¿cuántas veces? ¿Seis, siete veces? Y gratis, incluido con el pase del tren bala de esta mañana.

Es una ciudad… bueno, un país en general —no he estado en el resto, pero si Shanghai es así de barato, me imagino que el resto será igual o más todavía—. Ojalá, ojalá.

Así que, es súper barato. Yo es que estoy flipando con China. Aparte de que me está encantando. De momento solo he visto Shanghai. Sé que Shanghai, por lo que he escuchado, es bastante diferente al resto de China. Esta es como la ciudad más “menos China” dentro de lo que hay en China. Dicen que es muy europea. Y es verdad, porque está de chino-chin por todos lados.

Ya se está yendo el sol y ya están empezando a salir… no los 28 millones que hablamos antes, pero sí ya están empezando a salir un poco más.

Amigo, ¿quieres probar? A probar. Lico, Lico. No me gustó tanto. Fra… está bueno, es naranja, pero voy a ser educado con la chica que ha sido muy simpática. Very nice, eh. No, eso es ser falso. Ah, cherry, ok. Otro, thank you.

No, ok. Prueba a ver esa. Prueba esa. Ah, muy bien. Muy bueno, muy bueno, muy bueno. Bueno, buenito, barato. La probé mucho ya. Mmm… está rico. Está bueno, eh. Está muy rico este. Sí, está bueno.

Ah, para probar la espalda. Ah, pues mira, siempre que está bueno, te cura. Ok, gracias. Bye bye.

Por si no se han dado cuenta, China es un país con mucha tradición de té. Por lo visto, el té aquí está muy muy bueno. Van a encontrar de cualquier tipo de té. Todo lo contrario que el café. La verdad que el café que he probado ha estado bueno, pero es súper caro.

Yo creo que es café importado o algo así, porque no he encontrado un café por menos de 3,50. O sea, de los más baratos que he encontrado es Starbucks. A ver, también fue… tomamos café en plan barrio turístico, pero aún así… pero 3,50. En el barrio turístico también hemos encontrado comida barata, como la que les enseñamos, y es en el mismo barrio. Así que, bastante caro el café.

¡Los temazos chinos! Ven, ven, ven. Tiene la ropa secándose aquí. Le puso una barra de hierro y el tendedero del pueblo. Y encima, con ese calor que está haciendo, pues yo creo que en dos minutos tiene la ropa seca. Tenderla y ya está seca.

Qué espectáculo me veo. Y esta calle es súper buen sitio para comprar recuerdos. Como ven, por aquí hay perfumes, tiendas con mucha bisutería. Todo esto son collares, pulseritas. Los collares… Ah, mira. Cuchi-cuchi. Mira eso de las perlas. Las per… ¡cura! Mira el chico. Mira las pulseras y todo con collares, con las perlas. ¡Wow, esto!

Miren, estaba hablando de bisutería, pues esto sí es un buen recuerdo que se pueden llevar, eh. Y son bonitas las pulseras, muy bonitas. ¿Y qué fuerte, no? Que tenga la almeja ahí.

—¿Cuánto cuesta?
—150.
—Ah, vale. 88. O sea, como que para abrir una son 88.

No sé si están escuchando el ruido. Es como un grillo. Escuchen. Nos vamos acercando a él, a ver si saben dónde está el grillo. Uh, está cerca, cerca, cerca, cerca. Y es de verdad, yo creo, eh. ¡Lo tiene en una jaula! Una jaula.

¡Ay, mi madre! Mira, de verdad. ¡Mira, se mueve! ¡Hay otro, claro! Y ese se mueve. Es de verdad. Pensé que era de mentira. El hombre se tiene que volver… no, él se está partiendo el culo. ¡Qué fuerte!

¡Wow! Cómo tiene un grillo en una jaula. Lo están… ¡los chinos, mi madre! ¡Wow! Es grande. Es enorme. ¡Madre mía! Y lo tiene ahí encerrado. No sé por qué. Es difícil comunicarnos con él, pero yo creo que es como mascota. Es enorme.

Yo creo que es como para atraer a la gente. Como suena, te llama la atención. Y qué fuerte. Miren, cómo le sopla para que cante. Es fuerte.

Oh my friend, cheche cheche. Ay, mi madre, un grill… ¡Qué locura!

Pero, ¿cómo puede…? Es verdad. Es por lo que tú dices. Porque al hacer ruido, atrae a la gente. Claro, hace así, como que dice: “Ay”, te pica la curiosidad. Y ya saben, los que tengan un negocio: a colgar grillos por las esquinas. Ay, no, los pobres.

Encima, una mini… un detallazo que se pueden llevar para China. ¡Wow, mira!

Ay, son como antes, las chinitas, cuando hacían las películas. Ahora parezco una flower. Sí, no, qué bonita. Me encanta. ¡Guapísimo con esos vestidos así de China!

Así, aparte, mira. Está hecho a mano, todo con palitos. Mira cómo está cosido aquí. Este sí está muy guapo. Esto es un buen recuerdo. Yo quiero uno. Si nos fuéramos para casa ya después de China, nos llevamos algo así. Está muy guapo. Pero para usarlo mañana, que nos verían los dos con la cámara y con esto aquí puesto…

Buenos días, chicos. Estamos en Shanghai y otra curiosidad superinteresante de China es que tiene cinco franjas horarias en el país, pero China ha decidido dejar el mismo horario para todo el país. Y hay zonas, como aquí —miren cómo está el cielo—, ya es prácticamente de noche y son las 6:20 de la tarde. Y hay otras zonas del país que ahora mismo deberían de ser como las 9 o las 10. Pero no, todos tienen la misma hora.

Y hay zonas que atardece a las 6 de la tarde, y zonas que atardece a las 10 de la noche. Es locura.

Bueno, de hecho, esta mañana, cuando llegamos al aeropuerto, cuando aterrizamos, era las… ¡ay! Una gota que me cayó. Bueno, espero que sea agua. ¿No era pipí? ¿Estaba fría o caliente? No sé, bueno, ahí, ahí.

Bueno, está haciendo calor también. No la puedes identificar.

Pues eso. Cuando aterrizamos era las 5:30 de la mañana y ya había un sol. Y yo dije: “¡Mi madre! ¿Qué pasa aquí?” Súper temprano. Amanece muy muy temprano.

Nosotros llevamos despiertos más de 30 horas ya. O sea, estamos que no puedo ni pensar. O sea, mi… la única neurona que tengo está… Pedro, Pedro, Pedro, Pedro, Pedro.

Nos quedan 15 días increíbles por China. Vamos a exprimirlo lo más que podamos. Quedan muchísimos vídeos de China por venir. Así que… mira, es que no puedo, se me cae hasta el móvil. Esto es un desastre.

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Un abrazo grande y nos vemos en unos días por China, China, China, China, China. ¡Chao, chao, chao!

¡Mi madre! No puedo ni tapar la cámara con la mano para que se vea negro… se acabó el vídeo. Adiós.