Глава 1. Счастливчик Педро

 

Frente al parque de la Fuente de los Patos, cerca de la parada del autobús que va hacia el centro, hay una casa apretada (дома построены вплотную, без прохода между ними) entre dos edificios de cinco pisos. Es muy fácil dar con ella (найти его очень легко); es estrecha, blanca, tiene dos ventanas azules y una puerta más ancha de lo normal. Ésa, es mi casa. Se identifica a primera vista porque ya no quedan casas en el barrio, sólo edificios con cientos de ventanas todas iguales.
La casa tiene un patio en la parte de atrás en el que mis hermanos y yo practicamos baloncesto desde que somos pequeñitos. Ahora tengo que cerrar
la ventana porque me parece que va a llover y a mi madre no le gusta que se le mojen (выражается оценка, поэтому субхунтив) los muebles; y como mientras os estaba contando lo de la casa el cielo se llenó de nubes grises y se levantó viento, seguro que llueve. Y si llueve y la ventana de la sala está abierta, entran las gotas y se mojan los sillones y también la mesita, que al principio a mí no me gustaba pero a mi madre sí, porque decía que era muy útil. “No sé para qué será útil una mesa que no se puede usar porque se ensucia”, pensaba, pero mira por dónde (но смотри, как вышло), después de mucho tiempo tengo que darle la razón a mi madre (принять доводы моей матери).
La mesa es bajita, rectangular y de una madera negra tan brillante que parece un espejo (похожа на зеркало) llamada laca (<древесина> которая называется лак). Me acuerdo del nombre de la madera porque el día que
la compramos, cuando el vendedor se lo dijo a mis padres, yo entendí mal (я понял неправильно).
-¡Una mesa de caca! – repetí, convencido de que mi madre se había vuelto loca al querer una mesa tan asquerosa en casa.
-De laca. LA-CA – me corrigió papá muerto de risa mientras yo miraba la mesa con cara de bobo (сидел с лицом глупца).
El vendedor medio ofendido me explicó lo que era la LACA. Además dijo que “Es muy importante tener en la casa un mueble de laca. La gente importante
tiene al menos una de éstas en su sala (у важных людей есть по крайней мере один такой в гостиной)”, y agregó, “Además, Señora, está en oferta (идет по акции)". Así que mamá se la compró, no por lo de (из-за этой темы) la gente importante, sino
porque estaba de rebajas (распродажа) y le salió la mitad, creo. 
¡Está lloviendo! Me gusta la lluvia.
Cuando voy de paseo a la casa que tiene mi abuelo en el pueblo, a veces llueve toda la mañana, y por la tarde sale el sol, entonces el aire huele a tierra
mojada. Ese olor me encanta. Antes salía con las botas a saltar en los charcos y volvía lleno de barro (весь в грязи) de pies a cabeza. Si mi madre no estaba, me iba primero
a la cocina a beber chocolate y después me daba una ducha caliente; pero si estaba mamá… no había dónde esconderse. Se ponía como loca y me llevaba al
baño ella misma para que no pisara el suelo (чтобы я не наступал, субхунтив) “limpio”. Otras veces, mis hermanos y yo entrábamos por la ventana de atrás y no nos veía, pero nos descubría igual porque era imposible no dejar huellas por toda la casa. Últimamente mamá ya no nos regaña, señala el cubo y la fregona y nos hace limpiar el barro a nosotros (заставляет нас убирать грязь).
¡Cada vez llueve más fuerte! ¡Qué gozada! (красотища)
Dice mi abuelo que eso de que me guste la lluvia (мой дед говорит, что то, что мне нравится дождь) más que a una rana debe ser porque la noche en que nací también llovía… y esto sí lo quiero contar porque es
el principio de lo que viene después (это начало того, что идет потом).
La noche en que nací caía una lluvia fina y molesta. Hacía calor. Mi madre estaba muy tranquila contando los minutos entre las contracciones (схватки).
Una........otra...... otra más.... y así hasta que fueron tan seguidas (так часто), que casi no podía aguantar las ganas de tenerme (не могла сдерживать желание иметь меня), así que salió corriendo hacia la clínica; Ya se sabe, cuando las contracciones son muy fuertes, quiere decir que el misterioso individuo que habita dentro de la madre, ya está viniendo y a las madres le dan unas ganas locas de que nazca ya (огромное желание, чтобы уже родился наконец)… yo no me acuerdo de nada de esto; pero escuché que no salió corriendo sino que la llevó papá en el coche (но я слышал, что не она  выбежала, а папа повез ее на машине) .
Dos horas después de llegar al hospital, nací yo: Pedro. Pedro, el afortunado.
Eso dijo mi abuelo, “se llamará Pedro. Pedro, el afortunado”. Cuando me cuenta estas cosas abuelo se ríe mientras se agarra la barriga (пока держится за пузо).
En realidad yo no iba a llamarme Pedro ni mucho menos. El nombre que mis padres habían elegido para mí era Torcuato Buenaventura, como mi abuelo. Así mandaba la tradición. No es que mis padres sean muy tradicionales (не то, чтобы мои родители были очень традиционными), pero parece ser que cuando una pareja va a tener un hijo, siempre quiere hacer todo a la antigua para dejar contenta a toda la familia. A mis hermanos mayores les pusieron el nombre de los padres de mi papá que ya murieron y que en paz descansen (и пусть покоятся с миром). (Mi papá tuvo dos padres, uno cuando recién nació y otro cuando tenía ocho años). Por eso papá y mamá pensaron que al abuelo le encantaría saber que su tercer nieto, se llamaría como él. ¡Pues no! Cuando el abuelo se enteró de sus macabras (жуткие) intenciones quedó mudo y con los ojos como platos.
Cuando por fin pudo cerrar la boca estaba colorado (был красным). Después de unos segundos en los que todos guardaban absoluto silencio, mi abuelo preguntó con voz de trueno:
-¿A quién se le ocurre llamar Torcuato Buenaventura a un niño?
-¡Pero papá...! – intentó decir mi madre, que siempre tiene una explicación para todo.
-Pero papá, nada... ¿Tienes idea de lo que significa crecer con un nombre como ése (c таким именем)? ¿Y cuando tenga que aprender a escribirlo? ¿Y cuándo quiera echarse una novia?
-No...
-Pues yo sí. (Mi abuelita, que en paz descanse, estuvo un mes para poder escribir el nombre del abuelo en el tronco de un árbol (на стволе дерева) porque no entraba de tan largo que era (поскольку было таким длинным). Yo creo que no podía porque se moría de risa). No voy a permitir que mi nieto pase (выражается запрет, поэтому субхунтив) por lo mismo que yo. ¡Con la de nombres que hay por ahí! Venga, a buscarle otro nombre al chaval, que con un Torcuato B. en la familia alcanza, y ése, soy yo.
Dice que daba gusto ver la cara de pavos que se les quedó a todos, mientras él intentaba disimular la carcajada debajo del bigote.
Y que pensaba en lo afortunado que había sido su nieto, es decir yo, de que él estuviera presente antes de cargar con un nombre tan poco agraciado.
Parece que por un buen rato nadie dijo nada. Todos miraban la cuna donde, yo dormía sin enterarme de nada. Ninguno de los presentes tenía idea de cómo
me llamarían, porque nombres había muchos, sí, pero cuando uno los necesita no se le ocurre ninguno.
En eso estaban cuando entró el doctor para ver cómo estaba el recién nacido.
Me examinó con atención y felicitó a mis padres porque tenían un bebé muy sanito y fuerte.
Al abuelo, el doctor le cayó simpático y aseguró que tenía pinta de inteligente.
-Diga Doctor, ¿Cómo se llama?
-Ramírez
-No, su apellido no. El nombre.
El doctor resultó llamarse Pedro.
-Es un buen nombre – dijo abuelo -. Significa piedra… y las piedras son fuertes… cuando yo era niño coleccionaba piedras de distintos tamaños,
formas y colores. Recuerdo que un día, habíamos ido de excursión hasta el río con mi padre y un hermano suyo, el Tío Fronteriano que medía como dos
metros. Era un día frío de invierno y no se podía meter uno al agua si no quería morir congelado. Hacía tanto frío que los peces apenas se movían…
Bueno, cuando el abuelo comienza a hablar no hay quien lo pare. Así que en medio de una de sus interminables historias, el doctor comentó que tenía que
seguir la ronda, y que sería un honor que el pequeño, o sea yo, llevase su nombre.
Por fin decidieron que Pedro era un nombre adecuado y entonces mi abuelo calló (que es lo que siempre hace cuando ya se sale con la suya). Me levantó
de la cuna y me llevó junto a la ventana. 
El sol estaba alto. Como ya dije antes, yo casi no me acuerdo de nada de aquel día pero lo tengo clarito de tanto escuchárselo repetir al abuelo.
-¿Ves, Pedrito? – me susurró al oído mientras me mostraba el paisaje apretándome contra su pecho – Anoche llovía y hoy ha salido el sol. Es
porque tú has nacido, nieto de mi corazón. Mira…, ése de ahí abajo, es el mundo. Es todo tuyo, jovencito. Bienvenido a la familia… ¡Pero qué...!
¡Meón (сыкун)! – rió el abuelo.
Así fue como abuelo y yo nos conocimos y nos volvimos inseparables. Bueno, casi inseparables.
Al principio, cuando era bebé, abuelo empujaba mi cochecito mientras silbaba una canción, mientras me paseaba por el parque de enfrente de casa. Cuando
comencé a caminar, me llevaba un rato caminando y otro rodando en un triciclo colorado.
Hace unos años comenzamos a salir a caminar a paso lento, un poco porque a él le molestaban las rodillas, y otro poco, porque me cansaba yo.
Me acuerdo de una tarde en que fuimos de paseo al parque y al regreso comenzó a llover tan fuerte que a los pocos minutos estábamos empapados. Si
hay algo que odiaba, era sentir los vaqueros pegados a las piernas y los zapatos haciendo glup. Abuelo al principio frunció el ceño, ante mis protestas,
pero entonces asomó por la esquina Doña Alicia, una señora gordita que se pinta los labios de rosa y apenas sonríe; lleva siempre una bolsa de plástico
con migas para las palomas. Apenas la vio, abuelo me hizo un guiño y comenzó a dar saltos en la acera y a cantar algo así como “amsinguininderein…”
- que es una canción de una película de cuando mi abuelo era joven - y no sólo cantaba, sino que hacía como que se quitaba un sombrero o que tenía
paraguas. ¡Es un loco!
No paró de cantar debajo de la lluvia hasta que Doña Alicia lo miró y sonrió. Cuando llegamos a casa estábamos hechos un asco; eso dijo mi madre.
Llevábamos la ropa mojada y los pies llenos de barro. Le gritó al abuelo que era un irresponsable y que “el niño”, o sea yo, podía haber “pescado (подцепить) una pulmonía por su gracia”. El que pescó un resfriado terrible fue mi abuelo que se pasó una semana en casa con la garganta como un serrucho, decía. Esa vez le tocó a él quedarse sin poder salir de la cama y tomando medicina. Apenas si podía hablar.
No le importó mucho; dijo que era un buen momento para descansar. Desde entonces los días de lluvia está prohibido salir a caminar. No nos preocupamos demasiado. Cambiamos la rutina y aprovechamos para sentarnos en la sala, junto a la ventana.
Abuelo me cuenta historias de las que están en los libros, de las que le sucedieron cuando era joven, y algunas que se inventa para hacerme reír,
asustar o pensar. Nos lo pasamos de miedo. Mamá ya no tiene que gritar. No es que mi madre sea muy gritona (не то, чтобы она была крикуньей), sólo a veces grita demasiado, sobre todo cuando dice que la queremos volver loca y no la dejamos un minuto en paz. 
Es que mis hermanos y yo somos tres, más mi papá cuatro, y estamos todo el tiempo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos llamándola y
pidiéndole cosas. 
Siempre es la primera en levantarse y yo soy el segundo. Entro en la cocina y espero a que salga la primera tostada para untarla con mantequilla y
mermelada de fresas. La pongo en el plato amarillo que dice Lucía.La cocina huele a café.
Mamá prepara el desayuno de toda la familia. Mientras mis hermanos y papá se visten, se pelean por el baño y bajan a desayunar, mamá bebe su café con leche y saboreaba la tostada con mantequilla y mermelada que le he preparado. Yo me como (я съедаю) la segunda magdalena. Me gusta la cara que pone cuando da el primer mordisco, “esta tostada sabe a cielo”, dice haciéndome un guiño. Yo soy feliz aunque mis hermanos me llamen pelota.
Siempre es igual. Mamá que da el último mordisco, y el resto de la familia que entra en la cocina.
A los pocos minutos queda la mesa hecha un asco (eso dice mi madre), y cada cual se marcha a sus tareas: papá a la oficina y los demás al cole.
Miro por la ventana esperando ver aparecer a mi abuelo, que como está jubilado, pasa la mayor parte del día en casa, enseñándome las cosas importantes de la vida: cuidar de las plantas, distinguir entre  (различать) una nube con forma de gata y otra como un castillo; a hallar el comienzo del arco iris (находить начало радуги) o a descubrir qué personaje falta en un cuento. Eso aparte (это помимо) del paseo, y las prácticas de baloncesto para que aprenda a encestar y pueda jugar con mis hermanos.
Al rato lo veo venir caminando despacito, descubriendo cosas asombrosas en la calle de toda la vida: los colores del kiosco de revistas, una hoja caída anunciando la llegada del otoño, la acera mojada porque la vecina la lavó temprano, la caca de un perro, el carrito (машинка) amarillo del cartero…
Abuelo entra en casa por la puerta de atrás. Kike, mi perro, lo saluda moviendo el rabo.
Abuelo se bebe (однократное действие - выпил до конца) un vaso de leche y le cuenta a mamá las últimas noticias del barrio, que a veces son ciertas y otras no. Mamá se cree todo, hasta que se da cuenta (понимает) de que le está tomando el pelo (ее дурачат) y se enoja. Abuelo ríe a carcajadas (хохочет) “¡Otra vez te engañé, Lucía!”.
Mamá frunce el ceño y mueve la cabeza. Los veo y pienso que cuando sea grande (когда буду большим. Субхунтив - потому что два взаимосвязанных действия), quiero ser Torcuato, como mi abuelo.